Dado el contexto mundial, este año el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia se centra en el tema "Mujeres científicas, líderes de la lucha contra el COVID-19". UTEC se suma a la celebración reconociendo el aporte de las mujeres de su comunidad en el campo científico-tecnológico.
Desde diciembre de 2015, cada once de febrero se conmemora el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, fecha proclamada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) que busca sensibilizar y promover la participación plena de las mujeres y las niñas en la Ciencia en condiciones de igualdad, así como también reconocer sus logros.
A nivel mundial sigue siendo un desafío lograr la igualdad de género en los ámbitos científico-tecnológicos. Las mujeres representan menos del 30 % del total de los investigadores científicos, según datos difundidos recientemente por la UNESCO.
En el marco de esta fecha, desde la subcomisión de Géneros de la Comisión General de Diversidades de UTEC compartimos experiencias y reflexiones de mujeres científicas de nuestra comunidad educativa.
Raisi Lenz, docente de Ciencias Físicas en el ITR Norte.
Eligió la física por curiosidad y porque siempre le gustaron los desafíos. Su formación de grado es Física Médica “porque quería ayudar a las personas en tratamiento oncológico, trabajar en hospitales y clínicas”, aunque con el tiempo se fue enamorando de la física básica y sus aplicaciones en el estudio de materiales, comentó.
Es doctora en Física, en la rama de la Materia Condensada, que estudia las propiedades físicas macroscópicas de la materia, y en este momento cursa una Ingeniería en Ciencia de los Materiales para ampliar sus conocimientos en este campo.
Actualmente integra un grupo de investigación de la Universidad Franciscana de Santa María (UFN), orientado por la Ing. Quím. Joana Bratz, que busca encontrar una aplicación útil y sostenible para las cenizas generadas por la quema de madera de una termoeléctrica de Rivera, un residuo abundante en la ciudad norteña por su gran actividad industrial maderera. Junto a su equipo escribió un artículo sobre el tema que será presentado en mayo de este año en un evento académico de Brasil.
Albana Melognio, docente del Tecnólogo en Manejo de Producción Lechera.
Es Ingeniera Agrónoma, y tiene pendiente culminar una maestría iniciada hace algunos años. En su adolescencia supo que estudiaría agronomía cuando percibió que la producción agropecuaria era de las actividades más contaminantes del planeta, “siempre tuve una preocupación muy grande por lo que es el ambiente, y decidí hacer esa carrera para tener herramientas técnicas para producir de una manera diferente”.
Actualmente no está investigando, pero anhela empezar pronto su tesis de maestría enfocada en evaluar el impacto ambiental de la producción lechera.
Además del tema de la sostenibilidad ambiental en general, y en particular de la producción lechera, donde más trabaja, también le interesa todo lo relacionado a la producción familiar, “me encanta la filosofía que hay detrás de los productores familiares, donde convive la lógica de producción con la lógica de reproducción de la familia, de crecimiento, y donde se ve el compromiso, la dedicación y el cariño de la gente por lo que hace”, expresó. “Entiendo que esa red social, esa trama social que permite mantener gente radicada en el campo es sumamente importante”, agregó.
Pámela Barboza, estudiante del Tecnólogo en Mecatrónica Industrial.
Siempre se vio atraída por lo tecnológico, “me motivaba ver películas y series donde mostraban mucha tecnología. Empecé a querer hacer algo de eso”, expresó.
Está cursando el último semestre del Tecnólogo en Mecatrónica Industrial en Rivera, y sueña con seguir estudiando. Está decidida a cursar la Ingeniería en Control y Automatización, carrera proyectada para el ITR Norte en un futuro cercano. También el posgrado en Robótica e Inteligencia Artificial que ofrece UTEC allí en Rivera, y posteriormente una maestría.
Actualmente trabaja en un proyecto que consiste en la elaboración, a escala, de una banda transportadora automatizada.
Victoria Panzl, docente de la Licenciatura en Análisis Alimentario.
Es la primera mujer científica en su familia. La inspiración para ser científica la encontró en su padrastro, enólogo de profesión. “En casa era habitual encontrar material de vidrio de laboratorio, muestras para análisis, etc.”, expresó.
Es licenciada en Nutrición, magister en Tecnología de los Alimentos, y está en la etapa final de su doctorado en Química en la Universidad de la República, en el Polo Tecnológico de Pando.
Su área de interés es la analítica aplicada a la toxicología alimentaria. En este momento, para su doctorado, está abocada a investigar “los beneficios y perjuicios del consumo de yerba mate en la población uruguaya”, desde el punto de vista de la composición química. “Intentamos descubrir qué nos aporta el mate, además de la famosa ‘cafeína’”, subrayó.
Yamile Lara, docente de Ingeniería en Mecatrónica.
Le apasiona su profesión porque le permite “resolver problemas en beneficio de la sociedad con ingenio y conocimiento”.
Es ingeniera en Mantenimiento Industrial, magister en Ciencias de los Materiales y Ciencias de la Ingeniería Mecánica. Actualmente está realizando un doctorado en Estructuras en la Universidad de la República y un posgrado en Didáctica de la Educación Superior en el Centro Latinoamericano de Economía Humana (CLAEH).
La inspiración para ser científica la encontró en sus padres, ingenieros geólogos de profesión. “Ellos creyeron siempre que sus hijos podían lograr grandes metas y potenciaron estas actitudes con actividades y juegos que luego fueron tomando forma de apoyo académico y emocional para el logro de cada una de mis metas”, señaló.
Sus áreas de interés son análisis de fallas en procesos, componentes industriales y materiales.
En este momento está abocada al desarrollo de dos líneas de investigación en el área de materiales:
Un modelo matemático para determinar el desgaste real de piezas en movimiento relativo usando análisis de lubricante usado.
Un método no invasivo para determinar propiedades o características de diversos materiales
Melody García, docente encargada del Programa de Ciencias Básicas de UTEC.
Eligió su profesión con el anhelo de alcanzar “la democratización del conocimiento, de la tecnología y el acceso a una educación para todas y todos”, expresó.
Es docente de Química, egresada del instituto de Profesores Artigas (IPA), tiene posgrados en el área de Ciencia, Educación y Tecnología, una maestría en Tecnología Educativa, y actualmente fue admitida para cursar un doctorado en Ciencia, Educación y Tecnología, en Tarragona, España, donde hará su trabajo de campo.
Comenta que la inspiraron muchos docentes, mujeres y hombres que colaboraron en su emancipación. También recuerda a su abuelo, a quien considera el primer “feminista” de su familia, “siempre me dijo que me educara, que me formara para no depender de nadie, para poder tomar mis propias decisiones y seguir mi propio camino”, señaló.
En su filosofía de vida fue inspirada también por Alicia Goyena, directora del Instituto Femenino del Uruguay en la década de 1940, a quien menciona como alguien que marcó una trayectoria a seguir “en la educación de las niñas y adolescentes desde una perspectiva fundamentalmente de igualdad y equidad”.
Para su proyecto de doctorado pretende investigar “las habilidades investigativas que los estudiantes y docentes desarrollan en el aula y de qué manera se involucran en proyectos a través de éstas”.
Considera que haber participado, junto a otros colegas docentes, en el proyecto Flordelana fue de las cosas más gratificantes que le tocó vivir en su actividad profesional. García redactó y lideró el proyecto que obtuvo la financiación de la Embajada de Estados Unidos para la construcción, por parte de docentes y estudiantes del Tecnólogo en Mecatrónica Industrial, de nuevas ruecas automatizadas para el grupo de tejedoras de la zona del Valle del Lunarejo, en Rivera. “Haber ayudado desde el conocimiento universitario y la tecnología a más mujeres emprendedoras a emanciparse dentro de lo que es su actividad fue lo más motivante”, expresó.
Paula Enciso, docente de Química del Programa de Ciencia Interactiva de UTEC.
Es licenciada en Bioquímica y doctora en Química por la Universidad de la República. Considera que varios factores influyeron en la toma de decisión de su carrera, pero que todo comenzó en la niñez. “Cuando era niña me regalaron un juego de química y pasé mucho tiempo con él, creo que entendí ahí por donde quería ir. Después ya estando en el liceo visité la facultad de ciencias y la verdad es que me motivó muchísimo, poder conocer, ver los lugares, visualizar los laboratorios...quería estudiar ahí, que fuese en ese lugar”, expresó.
Su trabajo de investigación es sobre celdas solares sensibilizadas con pigmentos, “son celdas alternativas a las tradicionales de silicio que usan pigmentos naturales, que es cualquier compuesto químico que tenga color proveniente de las flores, plantas y frutos. Lo que se hace es reproducir el fenómeno de la fotosíntesis en las celdas. Se toma la energía del sol y se transforma en energía eléctrica”, explicó.
Actualmente le interesa profundizar en el área de Educación en Ciencias. Trabaja e investiga cuestiones relacionadas a metodologías activas en el aula, y en este año particular de pandemia, lo vinculado a la educación en la virtualidad. “Algo que me gustaría estudiar desde una perspectiva de género es cómo funciona la educación a distancia. Cuáles son las cuestiones relativas al género y la brecha de género que existe en este contexto”, subrayó.
¿Por qué somos pocas?
Según Raisi Lenz se trata de un tema cultural que está cambiando poco a poco. “Muchas personas, inclusive las propias mujeres, creen que el papel de la mujer es el de cuidadora de la casa. Ellas están sobrecargadas y no tienen tiempo para la investigación, la casa, hijos, parejas, entre otras cosas. Por eso es importante tratar desde la escuela que las niñas despierten la curiosidad y entiendan que conocer el universo es realmente una actividad rica que vale la pena. Además de la escuela hay que trabajar estos temas en casa, pero esto no siempre es fácil. Creo que es un tema cultural que va a cambiar. Eso espero”. Además, destacó la importancia de seguir debatiendo y buscando una sociedad más igualitaria. “Participar en este tipo de acciones me hace sentir muy bien y esta práctica positiva debe seguir”, señaló.
Melognio opina que esta desigualdad es cuestión de tiempo. “Se está transitando un camino, desde que las mujeres directamente no entraban a la universidad a que cada vez el acceso es más fácil y socialmente también está más aprobado. Es un tema de tiempo, que más mujeres se animen a que pueden hacer un aporte desde la ciencia y que sean valoradas en su profesión”, sentenció.
Pámela Barboza considera que la inequidad de género en la ciencia se debe a la escasez de referencias donde buscar inspiración. Pone como ejemplo la televisión, que en su opinión “muestra más la actuación de los hombres en la ciencia, y a las mujeres siendo peluqueras, enfermeras, actrices o modistas. Profesiones que estereotipa la TV”, subrayó.
Para Victoria Panzl existe una “barrera natural que viene desde hace muchos años, en donde la academia se nutría y se nutre de hombres, ya que la mujer se dedicaba a otras tareas. Este paradigma o ‘techo de cristal’ se encuentra en proceso de revertirse, y tomará años en lograr una igualdad”. También opina que el proceso de la maternidad es “un obstáculo natural en la producción académica de las mujeres, y la sociedad debe contribuir en que podamos ser ambas cosas”.
Según Lara el problema está relacionado con la falta de estímulos desde temprana edad. “La motivación desde la primera infancia es el vínculo a considerar todas las posibilidades que tenemos en el mundo, tanto mujeres como hombres. Nuestro objetivo debe ser motivar a nuestras niñas y niños y hacerlos entender que pueden ser, todo lo que desean ser”.
Melody García cree que esta realidad responde a varios factores. “La mayoría de las veces son las mujeres quienes desde jóvenes se dedican al cuidado del hogar o de la familia. No existe una cultura a nivel país que desarrolle las habilidades de las niñas a nivel científico. Además, todavía en los lugares de trabajo no están dadas las condiciones laborales para que podamos trabajar, estudiar, ser madres, y continuar nuestra formación. Aún hay un mercado laboral pensado para el hombre”, sentenció.
Enciso opina que las causas son diversas, y lo separa en diferentes etapas de la vida para explicar su punto. “Cuando somos niñas y niños arrastramos una mochila cultural en donde vemos los espacios de ciencia y tecnología llenos de varones. Después cuando uno es adolescente y ya es jóven existe otra cuestión y es que a la mujer se la asocia al cuidado, a la familia y eso también es algo cultural que es permeable a uno, uno forma parte de la sociedad y lo ve de esa manera, entonces además de que exteriormente vienen esas cuestiones que afectan, eso hace que exista una autodeterminación de no verse en otros lugares. Después, cuando ya estamos estudiando o trabajando en ciencia y tecnología se hace muy difícil sostener, hacerse lugar y hacerse escuchar”.
Tres razones para desempeñarse en la Ciencia y la tecnología
Para Lenz las razones son: “conocer, entender e interpretar todo lo que sea posible del universo; romper las barreras del conocimiento; y contribuir con la sociedad”.
Pámela considera importante “inspirar a nuevas mujeres para actuar en este campo; romper estereotipos sobre ciertas profesiones asociadas al género; y ganar un lugar para las mujeres, que también podamos ser protagonistas de hechos grandiosos en la ciencia y la tecnología y reconocidas por ello. A veces es difícil, para que los hombres nos respeten en estos ámbitos tenemos que esforzarnos mucho más y ser mejores que ellos”, reflexionó.
Panzl mencionó “la vocación por la ciencia; el placer inherente al descubrimiento científico; y la cooperación y vinculación a nivel internacional con colegas”.
Para García hay una sola razón que lo engloba todo, “ser nosotras mismas y sentirnos bien con lo que hacemos. Pensar que lo que hacemos también es para contribuir a una sociedad mejor para todas y todos” expresó.
El mensaje a las futuras científicas del país
Lenz: “Les puedo asegurar que la ciencia es fascinante. Cada una puede ser lo que quiera en la vida, elegir la profesión que le motive, pero en mi opinión la ciencia es una de las áreas más fascinantes que existen. Entender los fenómenos de la naturaleza es enriquecedor para el ser humano. Ya tenemos ejemplos a seguir, mujeres científicas referentes, pero tenemos que ir por más”.
Melognio: “¡Que se animen! Si en la ciencia hay pocas mujeres, en el área agropecuaria hay muchas menos. Yo eso nunca lo sentí como un problema, ni en la universidad ni en el trabajo. Mi primer trabajo fue en una sociedad de fomento rural en Colonia Suiza, era la primera vez que una mujer trabajaba como agrónoma en esa cooperativa y en la zona había pocos antecedentes. Y francamente mi experiencia fue hermosa, los productores me abrieron sus puertas, nunca sentí un trato diferente por ser mujer. Así que yo creo que si en nuestra área, que es de las más conservadoras y la cantidad de mujeres es muy minoritaria a lo que es la generalidad de la universidad, me parece que esas niñas se tienen que animar, que lo que se propongan lo pueden lograr”.
Pámela: “Sean lo que quieran ser, sigan sus sueños. Lo más importante que tenemos es la capacidad de soñar, de creer en nuestros sueños y seguirlos. Porque con persistencia, con estudio, llegamos muy lejos. No importa los prejuicios que puedan enfrentar por lo que estén estudiando. Cuando sientan eso, pónganle más esmero, estudio y demuestren que están equivocados”.
Panzl: “No hay que rendirse a los sueños. En la actualidad, y afortunadamente cada vez más, un niño o niña puede aspirar en nuestro medio a realizar su vocación sin limitaciones. La vida plena de mujer y la ciencia son compatibles sin lugar a dudas”.
Lara: “¡Adelante! Ningún camino es duro cuando nos lleva a cumplir nuestras metas. ¡Nunca se detengan!”
García: “Que se animen a ser ellas mismas, a emprender, a perseguir sus sueños, a equivocarse mil veces, a volver a empezar y a creer en ellas. Que se puede y que las mujeres podemos generar dentro del campo científico nuevos caminos a seguir y nuevos retos”.
Enciso: “Que se animen y confíen en ellas, confíen en hacer lo que les gusta y que no están solas que creo que eso es lo importante. Que golpeen puertas porque en realidad hay mujeres del otro lado para esperarlas y que estén seguras y se den cuenta que son las protagonistas en el proceso”.
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